TOMAR CONCIENCIA DEL CUERPO
Una de las principales metas de cualquier sistema de autodesarrollo o crecimiento espiritual, radica en la adquisición de sensibilidad o autoconciencia. Hay una única forma de adquirir esta conciencia... y es volverse consciente.
Confortablemente sentado en una silla de respaldo recto, o echado de espaldas sobre la cama, se intenta tan sólo observar qué está sucediendo, es un decir, "bajo la piel". Simplemente se mira el cuerpo, sus sensaciones y sentimientos aquí y ahora. Sólo esto... nada más. No trate de relajarse o respirar de una forma especial o inusual, o de controlar los pensamientos que fluyen por la mente. Todos estos procesos y métodos se dejarán para más adelante. Hasta entonces, simplemente sea consciente de cualquier sensación que surja en algún lado del cuerpo.
Sugiero que se remueva un instante hasta encontrar una posición que le parezca la más confortable. Después de haberla encontrado, permanezca en ella y no se mueva de ninguna forma. No debe haber absolutamente ningún movimiento muscular voluntario durante el resto de la sesión de práctica. Ni siquiera mover un dedo del pie o la mano. Al principio, la sesión no debería durar más de diez minutos, pero gradualmente —hacia el final del mes—, debería extenderse a media hora. A mucha gente esto le parecerá una eternidad, y cada instinto implorará a gritos por algún tipo de movimiento que alivie la tensión. Hay que resistir. Otros estudiantes encontrarán que los diez minutos pasan, es un decir, como un relámpago.
Es importante que desarrolle sus poderes de concentración mientras practica estos ejercicios de desarrollo de conciencia. Si su mente vuela, contrólela. Su poder de concentración aumentará cada día.
Mientras permanece tranquilamente sentado o echado, puede advertir una picazón en el cuero cabelludo. Ignórela. No haga nada. No se rasque. Sólo observe con atención. En un instante se diluirá y desaparecerá, o puede que también su atención se distraiga por algún otro tipo de comezón. De inmediato, será consciente de que la espalda se acomoda a la cama o la silla. Sólo observe este proceso. Trate sólo de estar exquisitamente consciente de las sensaciones que acompañan al cuerpo, sin el menor intento de ignorarlas o cambiarlas.
No haga juicios de lo que observe. Simplemente tome nota. No critique o rechace alguna de estas sensaciones. Pueden ser confortables o no, placenteras o no, pero son suyas. Acéptelas tal como son. ¡Ellas son usted!
Las sensaciones vendrán y se irán, sin aparente ritmo o razón, en diferentes partes del cuerpo. Obsérvelas con atención. Con frecuencia es una buena idea verbalizar en forma audible lo que uno siente. Es un procedimiento que utilizo con frecuencia en mi despacho, cuando aliento al paciente, que yace sobre el diván, a expresar —de forma suficientemente audible como para que yo lo oiga— su descripción de lo que siente con exactitud en ese instante, y dónde.
El resultado de esto es una profunda relajación de la tensión nerviosa desarrollada simplemente sobre la base de observar. Uno no debe hacer otra cosa que observar el surgimiento y caída de las sensaciones sin intentar modificar en absoluto cualquier fenómeno que ocurra. Pero día tras día la práctica aumentará enormemente esta función, llamada de auto evocación, plenitud mental,autoconciencia, y muchos otros nombres.
Sin esta autoconciencia, se puede avanzar muy poco en el Sendero. Todos los otros ejercicios y procedimientos complejos en verdad comienzan a partir de esta altura de la autoconciencia.
Comience ahora. No se necesita un momento especial para apartarse y realizar este ejercicio. Puede realizarlo dondequiera que esté, en cualquier momento o lugar. Por cierto, en la cama al retirarse en la noche, o al levantarse en la mañana,son excelentes períodos para practicar este arte de autoevocación.
Mientras se realizan las abluciones diarias —bañarse, lavarse, afeitarse, evacuar,maquillarse, vestirse, etc.— se puede tener una aguda percepción de lo que se está haciendo, para ser consciente en cada minuto de las hasta entonces insignificantes sensaciones.
Este arte puede ser extendido enormemente a una gran variedad de direcciones diferentes cuando la familiaridad con la práctica haga que uno se vuelva más consciente de lo que ocurre adentro. Por ejemplo, si la definición de Carl Jung de la psicoterapia es que ésta es volverse consciente de lo que antes era inconsciente,entonces la persecución de este método resultará en el aumento de conciencia de un gran número de sensaciones internas que uno antes nunca había advertido. Y al producirse este aumento, el horizonte personal se verá aumentado. Se ha entrado en el Sendero.
Este ejercicio debe ser mantenido al menos durante un mes. Pueden realizarse al menos dos períodos de práctica diaria, de no más de diez minutos de duración. Esto además de la momentánea cesación de actividad durante distintos momentos del día en los que observamos lo que sucede interiormente.
Texto Extraído de:Doce Pasos Hacia La Iluminación (Israel Regardie)